En impresiones antiguas de los estatutos originales, la fecha es el 28 de julio de 1918, leve distancia temporal, en un marco histórico de relevancia sin igual. El país se conmovía culturalmente con la reforma universitaria y la apertura mundial de los mercados exportadores crecía, en las postrimerías de la primera guerra mundial. Según documentación fidedigna -acta escolar N°23 del 20 de julio de 1918- la Biblioteca Popular fue fundada a iniciativa del director siguiente a Antonio Escandell, Profesor José María Ibarra, sobre la base de la Sociedad Caritativa Infantil “Domingo G. Silva”.
Se borran confusiones. Establece claramente que se concreta “en uno de los salones de la escuela, por invitación de entidad mencionada, se reúnen: el Comisario de Policía José Botterón, el director José María Ibarra, y los vecinos Pedro Borzone, Pedro Borzone (h), Gregorio Mendoza, Francisco Descalzo, Francisco Descalzo(h), Vicente Zarza, Ambrosio Balzaretti, Luis Primo Martínez, Segundo Lucero, José Borzone, Amadeo Vigo, Felipe Hang, Juan Mendoza y Luis González para fundar una biblioteca, según establece el reglamento de la entidad, en el art 2, que dice que son propósitos de la Sociedad Caritativa organizar una biblioteca con carácter científico- recreativo, cuyos servicios se extenderán a todos los vecinos aunque no sean socios, denominándola también “Domingo G Silva”.
Ibarra refirió que obtuvo varias donaciones de muebles y libros de autoridades de la Capital, dos armarios bibliotecas, dos mesas de lectura y sillas hechas por el Consejo de Educación.
Los estatutos sociales fueron tramitados por Expte N°5650 en Fiscalía de Estado, para la obtención de la persona jurídica, y sancionados, el 21 de de febrero de 1920. El 21 de enero de 1925, con los beneficios realizados, se adquirió un terreno a don Salvador Vigo, a fin de dotarla de local propio, hecho constatado en el acta N°49 de reunión, rubricada por el presidente Luis González, y el secretario Vicente Zarza.
Centro Cultural en la primera mitad del siglo XIX La consolidación de la ruta terrestre, paralela a las vías del ferrocarril, incrementó la dinámica urbana que era muy incipiente aún, poniendo en foco la famosa esquina de la Biblioteca convertida en un centro difusor de cultura. Allí estaban los que llegaban al pueblo, los mensajeros del Correo aledaño, trayendo diarios y revistas, allí doblaba el colectivo de la empresa Rincón, cuando iba y venía del Norte (Arroyo Leyes), y allí se reunía la gente esperando este aporte cotidiano, que si no se llevaba al hogar, al otro día se podía leer en la sala de la Biblioteca, que concentraba a casi todas las clases sociales.
La biblioteca hoy: La actual comisión directiva para el periodo 2013-2015 se ha planteado los siguientes objetivos: OBJETIVO GENERAL: Mostrar la institución no solo como un espacio donde guardan libros, sino también como un espacio de recreación y de estímulo de actividades culturales. Un espacio cultural sin límites, libre y democrático. Los objetivos específicos para esta gestión: Continuar con los lazos institucionales logrados en la gestión anterior, realizando actividades conjuntas. Acentuar las actividades de promoción y animación de la lectura. Gestionar recursos para la reparación de la infraestructura edilicia de la institución. Promover el Fortalecimiento e Inserción Comunitaria de la Biblioteca Popular. El edificio: Contamos con una sala de lectura, sala de colección de libros, una futura sala de lectura infantil, un salón de eventos múltiples (utilizado para actividades de índole cultural, préstamo a instituciones de la comunidad y socios de la biblioteca), un teatrillo (funciona en el actual Museo Tradicional de la Costa).
Fuente: Partes nota textual. Revista Lectobus.